Aquí os dejamos el cuento.
Cuento
para el día de la paz
¡Por fin había llegado septiembre! Desde hace 5 años lo que más le gustaba
a Zoe era la llegada de este mes, porque entre otras cosas, eso significaba ¡la
vuelta al cole!
Había tantas cosas emocionantes los primeros días: ir a por los libros,
forrarlos, descubrir qué profe tendría o si vendría algún niño nuevo… Zoe no
sabía hasta qué punto este año iba a ser diferente para ella…. ¡Había un nuevo
compañero!.
La “seño” le puso a su lado y le pareció genial poder conocer a otra
persona, sin embargo…
Zoe no tardó en arrepentirse de ese pensamiento. Noah, que así se llamaba
“el nuevo” era tremendamente pesado y desordenado: le cogía los colores, o le
mordisqueaba los bolis, la llamaba todo el rato y le daba patadas por debajo de
la mesa… ¡Qué horror! Al principio ella trató de ignorarle y pensar en
positivo: Ya se cansará, seguro que es porque está nervioso…
Sin embargo, ya habían pasado 3 meses y ¡seguía!. Un día después de volver
de las vacaciones de navidad, la “seño” explicó lo que eran las normas de
clase. Por lo visto, eran unas sencillas reglas que todos debían cumplir para
conseguir que reinara la paz en clase y que todos debían respetar. ¡En ese
momento tuvo una idea brillante! Una vez que sonó la sirena que anunciaba el
recreo, cogió sus colores y un par de folios… Estaba dispuesta a resolverlo de
una vez por todas.
Ese día, cuando Noah llegó del recreo se encontró una nota en su pupitre
que decía lo siguiente:
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